Sonriendo abiertamente, Taiki y Seirai emergieron tras la vegetación. Algunos soldados con armaduras desgastadas parecían esperar por ellos junto a las rocas adyacentes. Taiki reconoció a Gancho y Asen guardias de palacio y sus kijyu.

La mujer entre ellos era Risai, General de la guardia de la Provincia de Zui. Como siempre ella estaba en compañía de Hien, su kijyu.

Debido a que Senkaku del Ministerio de la Tierra los acompañaba, era muy probable que no se encontraran realizando maniobras del ejército. Detrás de ellos se encontraba el amo de Taiki, de todos ellos era el más prominente debido a su plateado cabello gris, sus ojos color rubí y su sonrisa luminosa.

"El Taiho tiene la costumbre de aparecer de los lugares más inesperados en el momento más inesperado". A la cabeza de las tropas, Risai se inclinó ante él y le brindó una amplia sonrisa.

Taiki respondió: "El clima es extraño". "Nos preguntábamos si podíamos ver el mundo de abajo, y vinimos hasta aquí para ver el Mar de las Nubes". "¿Me permitiría acariciar a Hien?"

"Por supuesto" respondió Risai. "Taiho, lamento tener que decirle esto, pero los cielos son como son y es improbable que el Mar de las Nubes le ofrezca mucha vista en estas condiciones".

Acariciando a Hien, Taiki inclinó su cabeza de lado. "¿Pero no hay ninguna nube, cierto?"

"Así es, y eso significa que la luz solar se refleja con más intensidad volviéndose casi cegadora".

Taiki miró a Seirai con una expresión de incredulidad. Seirai esquivó su mirada, mordiendo su labio para disimular una sonrisa traviesa.

De repente, el gran Gancho, lanzó una sonora risa. "¡Parece que Seirai lo ha sacado a hacer ejercicio!"

Hien emitió un sonido como consuelo para Taiki, mientras el Saiho acariciaba su cuello. Él suspiró. "A veces Seirai se excede de perspicaz". "Hace tiempo, cuando pregunté qué hacía exactamente un regente, él respondió que era la persona encargada del servicio de niñeros de la corona". "El Señor Gyoso pensó que era un chiste muy cómico".