"Considerando que tiene a su alteza por testigo", dijo Asen riendo, "tal vez, debería demandarlo por injurias".

Taiki también sonrió. Seirai emitió una breve risa ahogada.

Asen era General de la Guardia de Palacio desde hacía mucho tiempo, como lo había sido Gyoso antes de su coronación y desarrollaron una relación cercana. Risai también estaba en buenos términos con Gyoso. Gancho y Seirai eran considerados como mano derecha de Gyoso en sus respectivas áreas. Por eso, la conversación se desarrollaba en ese ambiente distendido y cordial, típico de un grupo de buenos amigos.

Riéndose Seirai insistió a Taiki para continuar. "Salgamos de aquí antes que Su Majestad me dé un jalón de orejas". "Nosotros no podremos ver el paisaje, pero aún así será una vista notable". "El Mar de las Nubes se satura de una bellísima luz blanca".

"¿Mientras nos dirigimos hacia allí, podríamos pasar por las Puertas Prohibidas para ver el mundo de abajo?"

Ellos no saldrían de palacio sólo llegarían hasta la parte interna de la estructura principal. Para ingresar a palacio, Risai y los otros debieron atravesar las Puertas Prohibidas.

Seirai levantó una ceja. "Hace mucho frío allí abajo". "Un niño tan pequeño como el Taiho se congelaría rápidamente".

"Sólo un tiempo muy breve", dijo Taiki.

Gyoso avanzó. Él era el Rey de Tai y amo de Taiki. "Yo iré con usted".

Taiki estaba encantado, pero al mismo tiempo sentía ser una carga. La coronación había tenido lugar recientemente y el Rey era un hombre muy ocupado. Él no debería darse el lujo de fungir como escolta de Taiki.

"Comprendo si usted tiene obligaciones más importantes que atender".

"Risai y los otros podrán usar el tiempo para llevar sus kijyu al establo". "Además, yo también necesito compartir un momento con usted".

Animado por la sonrisa de Gyoso, el rostro de Taiki también expresó alegría. El estar junto a su amo siempre llenó a Taiki de felicidad. El kirin lanzó una mirada a su regente.

"Yo estaré esperando aquí" respondió Seirai con una muesca y mirada alegre.