A trescientos sesenta metros de ella, el movimiento generó un desplazamiento de aire que la golpeó como un viento fuerte. El monstruo al frente de la manada abrió sus enormes mandíbulas y emitió un aullido estremecedor. Luego ella no oyó nada. Sólo el sonido de una gota rompiendo la superficie de las calladas aguas de un estanque. Ella no podría escapar de la aguda visión de esas bestias si se alejaba de las sombras. Ella no tenía la menor duda que si la localizaban, la matarían. Que la despedazarían miembro por miembro y luego roerían sus huesos. Pero ella no se podía mover. No había ningún lugar donde guarecerse o forma alguna para defenderse. Su sangre corrió velozmente por sus venas, golpeando en sus oídos como el rugido del océano. Durante el tiempo que ella observó a la estampida, esta logró avanzar rápidamente unos cien metros hacia su dirección. Yoko despertó. Ella retiró el sudor que ingresaba en sus ojos y respiró profundamente. "Un sueño..." dijo en voz alta. Oyendo su propia voz, se confirmaba a si misma que estaba despierta. Porque no podría relajarse hasta que lo supiera con seguridad. "Fue un sueño", dijo nuevamente. Un sueño recurrente que la había estado mortificando durante semanas. Yoko miró la habitación a su alrededor. Las gruesas cortinas bloqueaban la luz. El reloj junto a su cama le indicaba que casi era hora de levantarse. Ella debería, pero su cuerpo se sentía entumido como una tabla, sus piernas y brazos pesados, como atascados en el fango. Los sueños comenzaron un mes atrás. Inicialmente ella veía el vacío de la oscuridad, escuchando la caída del agua. Ella estaba parada sobre un fango negro, un horrible pánico crecía dentro de ella, intentando escapar corría hacia cualquier parte, pero no podía moverse del lugar donde se encontraba. Hace cinco noches ella despertó, gritando por dentro, alarmada por una luz roja de contrastes cambiantes y una mancha negra que fluía inexorablemente hacia ella. Durante las últimas tres noches ella había comprendido que se trataban de cosas tenebrosas que intentaban huir de un infierno. |