"De ninguna manera, sea niño o adulto, un cliente es un cliente". "Entonces busque una posada más hospitalaria y quédese allí". "¡Si fuera posible encontrar una, ya lo habría hecho!" Gankyu rió sardónicamente. Con el equinoccio tan cerca, era imposible encontrar alojamiento en la Prefectura de Ken, incluso sin el caótico movimiento de los peregrinos. La ciudad estaba repleta y muchas personas se quedarían sin alojamiento. Gankyu, necesitaba tener resuelto el problema antes de salir. "¿Por qué no regresa a la ciudad?" es un lugar más apropiado para los viajeros. "No es posible regresar ahora ya que las puertas de la ciudad están cerradas". "Afuera comienza a helar". "¿Usted me está diciendo que duerma a la intemperie?". "Tal vez usted pueda dormir junto al camino, pero como ya hizo notar, sólo soy una niña". "Una persona tan joven no resistiría el duro clima y moriría congelada". "Reconsidere mi situación y tenga la gentileza de cederme el cuarto". "¿No es esta una gran oportunidad para demostrar gentileza?" "Desafortunadamente, yo no tengo obligación alguna con usted", respondió él. "¿No la tiene?" "En circunstancias como esta toda persona tiene la obligación de sentir compasión por el prójimo". "¿Además, no fue su llegada la que interrumpió mi negociación con el posadero?" "Pues yo creo que sí está obligado señor". La muchacha puso sus manos en la cadera y miró firmemente a Gankyu. Tomando una postura desafiante, como una niña desobediente, ella apuntó con su dedo a Gankyu. "Usted..." "De todas formas", replicó él. "¿Qué está haciendo usted aquí?" Kenjo era una ciudad remota. Apartada del camino principal y adentrada el extremo de la Prefectura de Ken. Desde Kenjo sólo se podía llegar a Kokai. No se trataba de un destino vacacional, ni se encontraba como paso intermedio hacia otro sitio. Nadie la visitaba por placer o curiosidad, sólo aquellos que tenían negocios durante el equinoccio vernal. |