"Está todo lleno, esta es la última habitación que queda".

"La tomo".

"Usualmente, cuando el equinoccio vernal, que será mañana, se aproxima las ciudades en Ken... bien... es esa clase de cosas".

"Ya he dejado mi kijyu en sus establos".

"Comprendo" dijo el posadero haciendo una reverencia. Pero la charla fue interrumpida por una voz en tono de protesta.

"¡Espere un minuto!" la protesta provino de la muchacha con la que hablaba el posadero. La chica, con el tono propio de quien se siente estafado, le reclamaba al posadero.

"¡Yo le pedí un cuarto primero!" "¿Si no hay habitaciones disponibles para mí, por qué las hay para él?" Gankyu miró a la muchacha con sorpresa, el posadero exclamó un quejido y sujetó su cabeza con sus manos.

"Suficiente señorita, ya basta de malos chistes". "Vaya a casa con su madre, este no es un lugar para juegos".

"Ya le dije que no estoy bromeando, quiero pasar aquí la noche". "¿Acaso esto no es una posada?" Sus mejillas eran de un blanco carmesí, posiblemente por el enojo.

Toda la escena formaba una imagen interesante.

Gankyu tomó el brazo del posadero y le entregó una pequeña suma de dinero. Como el posadero no pensaba entregar el cuarto a la joven, salir sin la última habitación disponible era inconcebible.

"Iré a comer". "¿Podría usted subir mi equipaje a la habitación?"

"¡Oiga, espere un momento!" La chica frunció el ceño a Gankyu, parándose junto a él de forma determinada y mirándolo fijamente.

"¿No le da vergüenza interrumpir así?"

Ella parecía tener la misma edad que el joven de la entrada. Gankyu sonrió ligeramente.

"No hay nada que interrumpir". "Alojar a una niña sola en una posada es una mala idea, y una señorita tan joven debería avergonzarse por armar tal alboroto".