Luego de leer el cartel, el hombre se arqueó levemente y distendió sus músculos. Tomó las riendas de su kijyu y cruzó la ciudad. Atravesando un mar de personas, que se desplazaban por la vía pública, salió del asentamiento urbano. Ingresó en el perímetro de la única posada ubicada al noroeste, en las fueras de la ciudad. "Bienvenido" Él atravesó la vieja entrada de piedra de la posada. Había un niño retirando la basura al otro lado de la entrada, que corrió agitadamente en su dirección cuando él aclaró su garganta. Al ver el rostro del niño, el hombre desplegó una amplia sonrisa. "¿Hey, tu eres Shomei, cierto?" Una mirada de intriga cruzó la cara del niño, y el hombre se arqueó hacia él. "Yo soy Gankyu". "¿Me recuerdas?" "Yo jugaba mucho contigo". "¿Señor Gankyu?" "Así es. ¿Me recuerdas?" "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi". El muchacho se rió. Gankyu dio unos suaves golpecitos de manera afectuosa sobre la cabeza del niño. Habían pasado dos años desde la última vez que ellos se habían visto. En aquel tiempo, Shomei tenía diez años y Gankyu realizaba trabajos eventuales en la posada de la familia, aquí y allá. Pero ahora Gankyu era un huésped y Shomei no sabía bien como debía actuar. "Finalmente fuiste promovido a custodio de la puerta" dijo Gankyu bromeando con el muchacho, mientras le pasaba las riendas a Shomei. "Bien, entonces este viejo hombre te permitirá regresar a tus deberes". "Cuídalo, y no permitas que se le aproximen extraños". "Así lo haré" dijo el chico con una sonrisa cómplice. Al tomar el kijyu, su mirada mostró un poco de miedo. "¿Este es el mismo kijyu de antes?" "Ese murió a causa de un yoma". El chico miró a Gankyu. "¿Fue un ataque? ¿Está usted bien?" |