La memoria de Suzu estaba intacta hasta el momento en que pensó que iba a caer. Luego sus recuerdos se volvían borrosos. Tenía presente la tormenta y el remolino de agua que la golpeo, después de eso se vio volviendo en sí semisumergida en un río. ¿Pero qué río? Era demasiado profundo para hacer pié y el sabor del agua en su boca era salado.

Luego de tragar el agua oscura volvió a desmayarse. Al despertar por segunda vez, se encontró descansando en un suave lecho oscilante. Un puñado de hombres la miraban intrigados.

Suzu se despertó sobresaltada. Los rostros de preocupación de los hombres la calmaron. Ellos dijeron algo que ella no comprendió. Ella se sentó y miró a su alrededor, abriendo su boca con asombro. Se encontraba sobre una plataforma de viejas tablas que apenas sobresalían del agua. Levantando sus ojos, pudo observar como el líquido oscuro se extendía hasta el horizonte, uniéndose con el cielo en una distante línea recta. Era la primera vez en su vida, que ella veía la inmensidad del mar.

Ella buscó el árbol de alcanfor bajo el que se había refugiado o el enorme acantilado que se encontraba detrás de este. Pero el precipicio se había desmoronado con la tormenta y caído sobre un muelle fluvial que se encontraba construido al pie. Los pilares, estribos y tablones que lo conformaban se habían fragmentado con el derrumbe.

La única explicación lógica que ella pudo pensar, fue ser arrastrada río abajo de algún modo y terminar en el océano. Ella había oído que si una persona navega corriente abajo en un río, este se hará más caudaloso y eventualmente desembocará en el mar.

"El océano", ella pensó.

El agua era oscura como la noche. Ella puso sus manos en el borde de la plataforma y miró hacia el mar. No era como los lagos o ríos que ella conocía. El agua era asombrosamente clara pero no se podía ver el fondo. Continuaba sin parar hasta perderse en la oscuridad, interrumpida por el ocasional centelleo de luces que se movían juntas en cardumen.

Alguien la llamó, tocando su hombro cortésmente. Suzu apartó su mirada del océano y pudo observar los rostros de preocupación de los hombres que la rodeaban. Uno ellos dijo algo que Suzu no entendió.

"¿Qué? ¿Qué esta diciendo usted?" Suzu respondió con mirada confusa.