Repentinamente una ráfaga de viento golpeó su nuca. Pero no se trataba de un viento frío, sino de una brisa cálida.

Él buscó a su alrededor, porque pensó que alguien había sentido compasión por él y le había abierto una puerta para que se refugiara.

Sin embargo, al concluir su búsqueda, notó que todas las ventanas estaban cerradas. La ventana del cuarto que tenía en frente se empañó, debido al impacto del aire cálido.

Él inclinó la cabeza con curiosidad y echó una nueva mirada a su alrededor. La silenciosa brisa cálida no dejaba se soplar hacia él.

El suave viento parecía originarse en un costado del cobertizo de herramientas e inmediatamente parpadeó con expresión de sorpresa.

Un objeto blanco se asomaba por el pequeño espacio entre el cobertizo y la pared.

Parecía el brazo de una persona, que no estaba protegido por prenda alguna y era de una coloración totalmente blanca. El brazo se extendía desde atrás del cobertizo pero él no podía ver a quién pertenecía.

"¿Podrían estar escondidos detrás del cobertizo?", imaginó él.

Pero debido al poco espacio, él pensó que eso era imposible.

La distancia que separaba el cobertizo de la pared era demasiado corta. Ayer, su hermano menor había llorado todo el día, porque no pudo recuperar una pelota de baseball que había rodado en el estrecho espacio. Incluso con su pequeño cuerpo o el de su hermano menor, les resultó imposible deslizarse para recuperar la pelota.

Ese brazo parecía de un adulto. "¿Cómo pudo alguien tan grande meterse allí?"

El antebrazo se movía como si estuviera revolviendo el aire. Él interpretó que la mano lo estaba llamando y avanzó hacia ella. Le pareció extraño que aunque sus rodillas estuvieran entumecidas por el fío, no crujieran al moverse.

Él no sentía miedo porque percibía que el aire cálido soplaba de esa dirección.

Él estaba entumido y maltratado por el frío. La brisa cálida era reconfortante y, sin saber si su decisión era correcta, se dirigió hacia el brazo.