En una de las estructuras veraniegas, había un muchacho. Él estaba sentado apoyando su espalda sobre un pilar, el chico dejó su cabeza colgando, mientras su cabello color acero flotaba hacia atrás.

El niño, llamado Taiki, era el kirin del Reino de Tai. A pesar de eso, él sólo tenía once años y ya había elegido al nuevo rey, a quien servía con el título de Saiho. Este título lo convertía en gobernador de la Provincia de Zui, territorio donde se ubicaba la ciudad de Koki. El niño que había llevado a cabo la misión del cielo exitosamente, al seleccionar al rey y convertirse en el pilar de su país, se encontraba sólo en el jardín en ese momento.

El Rey de Tai, llamado Saku Gyoso, no se encontraba en Koki. Hacía un mes el rey había partido en un largo viaje hacia la Provincia de Bun para sofocar algunos levantamientos.

El Taiki nunca es llevado a una guerra. Debido a la naturaleza piadosa de todo kirin, estos aborrecen las guerras, además Taiki es demasiado joven y no posee ninguna experiencia militar. El amo de Taiki había partido hacia un lugar cuyo horror Taiki sólo podía imaginar. Para empeorar la situación, luego de la partida de Gyoso, algunos rumores comenzaron a circular por palacio.

"Los levantamientos en la Provincia de Bun, fueron creados para sacar a Gyoso del palacio y poder asesinarlo".

La Provincia de Bun estaba al norte de la Provincia de Zui, un empinado cordón montañoso se extendía entre las dos provincias. Gyoso se vería forzado a utilizar un estrecho camino para poder atravesar las montañas. Un segundo rumor comentaba que los insurrectos se establecieron en torno al camino que llevaba hacia el centro de la Provincia de Bun, y cuando Gyoso intentara atravesarlo caería en una emboscada.

Un mensajero informó que las tropas de Gyoso habían sido emboscadas y estaban librando una dura batalla en terreno desfavorable. Abrumado por la preocupación, Taiki sentía como sus pensamientos le oprimían el pecho.

"Por favor, regrese a salvo" pensó.

Taiki nada podía hacer, excepto orar. Nadie a su alrededor podía alejar la inquietud que carcomía su corazón. Todos los adultos se esforzaban por esconder esos rumores de Taiki para no perturbarlo.

"Esas habladurías de asesinato, son sólo rumores sin fundamento". "Usted no debe prestar oído a ellos", aseguraba la gente de su entorno.